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Cosas simples sobre PPK

Publicado: 2016-06-01

Hace tres décadas no hubiera imaginado a PPK como candidato y, menos aún, verme dispuesto a votar por él. En los ochenta las izquierdas lo consideraban un agente del FMI y el Banco mundial, es decir, de esa banca internacional que ajustaba al pueblo. Recuerdo una notable viñeta de Monos y Monadas en la que Kuczynski aparece como el Tío Sam peruano. En cambio, hoy su imagen, esa que está en la mente de la gente, es la de un político otoñal.

A diferencia de su contendora, que lidera un movimiento político y social, PPK reúne a un grupo de personas. En los últimos años no se dedicó a fortalecer su organización ni a recorrer ese país que él conoce bien pero que reclama de los políticos cercanía y escucha. Tampoco lideró a su bancada en el Congreso. En otras palabras, no acumuló crédito para afrontar estas elecciones. Por eso no estuvo listo para crecer sobre esa envidiable intención de voto que lo tuvo mucho tiempo en segundo lugar. Así, el sorpresivo Guzmán logró empatar de mejor forma con el sentir popular y la afortunada Mendoza casi lo saca del camino.

En esta segunda vuelta no se entiende cuál ha sido su estrategia. Da la impresión de que no tiene un equipo político a la altura del reto o, peor aún, que andan peleados. Nunca afinó su propuesta programática, de allí que haya quienes no lo diferencian de los Fujimori. No aprovechó sus fortalezas (solvencia en la gestión estatal) ni revirtió sus debilidades (el apoyo inicial de los jóvenes versus el reproche a su edad). Tampoco aprovecho las oportunidades (el rechazo a la corrupción). Algunos piensan, inclusive, que en el camino PPK se ha ido desanimando.

Dicen sus amigos que es un profesional serio, que sabe dirigir y delegar, que es un ciudadano honrado y respetuoso. Dicen también que su carácter no es agresivo, que lo suyo es la música, no las artes marciales. Y que en el gobierno sería un catalizador de diversas fuerzas internas y externas para enfrentar los grandes desafíos nacionales. Sin embargo, las encuestas a una semana de las elecciones le son adversas.

Votar por él tiene sentido para algunos porque representa una opción que garantiza el respeto al orden democrático y el impulso que la economía necesita. Para otros, frente a un fujimorismo arrasador (más parecido al del 95 que al del 90) PPK aparece como el Javier Pérez de Cuéllar actual. Solvente pero desconectado, con escasa fuerza para enfrentar a un fujimorismo crecientemente agresivo y regresivo. En resumen: PPK es un tecnócrata que quiere ser presidente pero no quiere ejercer como político. Es lo que hay.


Escrito por

Sandro Venturo

sociólogo /comunicador


Publicado en

Perrhuno

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