#ElPerúQueQueremos

FOTO: PERU21

Dar la contra para entendernos

Publicado: 2016-06-11

La segunda vuelta ya terminó, pero se entiende que muchos sigan en trance. Después de la montaña rusa, el corazón sigue agitado. Es natural. Sin embargo, no hay que ceder a la resaca, pues el país carga con varias urgencias. A continuación, discutiré algunas verdades que circulan en estos días entre algunos destacados analistas.

Se dice que la ONPE trabajó lento y mal. Injusto. La entidad trabajó cumpliendo sus plazos y con diligencia. ¡Lo que pasa es que no conocemos cómo trabaja! Manejar con solvencia un resultado tan ajustado mientras las tribunas denunciaban un fraude que nunca llegó, es más que meritorio. Además, los errores logísticos de la primera vuelta –expresados en el fastidio por las largas colas– fueron superados claramente en la segunda.

Se dice que no ganó PPK sino el antifujimorismo. Sesgado. Con cargo a revisar las próximas encuestas, pienso que los electores de PPK se pueden agrupar en: i) quienes lo siguieron con fidelidad desde 2011, ii) los que hubieran podido votar por él o por Keiko y al final prefirieron el liderazgo tecnócrata, y iii) los antifujimoristas. Reducir el voto ganador al tercer grupo puede llevar a grandes errores de interpretación (y de acción).

Se dice que el país está dividido en dos. Falso. El Perú es un país fragmentado social y políticamente, que se polariza especialmente en elecciones. Según sus primeras declaraciones, parece que el próximo presidente lo sabe. El Gobierno tiene el reto de ir integrando intereses parciales, de forma progresiva. En el país no existen fidelidades corporativas ni representaciones sólidas (excepto, paradójicamente, en el fujimorismo).

Se dice que las izquierdas le dieron el triunfo a PPK. Parcial. Sin duda el apoyo de Mendoza (y el implícito de Santos) en el tramo final de la campaña fue decisivo para apuntalar una tendencia en curso que ya emplazaba a los últimos indecisos. Sería injusto opacar el apoyo de Acuña, Guzmán, Mulder, Lourdes Flores y un sinfín de personalidades provenientes del periodismo, la cultura y hasta la farándula. Se entiende que cada quien busque destacar su parte, pero no debemos olvidar que aquí nadie tiene capacidad de endose político.

Se dice que será un gobierno débil. Depende. Toda debilidad se puede transformar en una oportunidad. Ciertamente se requiere de un liderazgo calmado. Haber ganado por décimas y tener minoría en el Congreso obliga al próximo gobierno a tejer acuerdos mínimos que hagan viable la gestión. Su debilidad ayuda, pues no debería amenazar a las fuerzas que miran el 2021. A su vez, la fortaleza del fujimorismo será su propia camisa de fuerza: si no colabora -desde la oposición- con las soluciones que demanda la ciudadanía, podría quedar como una mayoría picona y mezquina.


Escrito por

Sandro Venturo

sociólogo /comunicador


Publicado en

Perrhuno

Apuntes de Sandro Venturo